Es normal que cuando oímos la palabra anestesia a todos nos de un poco de respeto y más si es nuestro gato o nuestro perro el que tiene que ser anestesiado. A la anestesia no hay que tenerle miedo, pero si respeto y estar informado de sus riesgos .
Si tu mascota ha de ser intervenida por cualquier motivo (una esterilización preventiva, una limpieza de boca, para extirpar tumores de mamas, etc) como es lógico debe de ser anestesiada para conseguir los pilares básicos de la anestesia: que no le duela, que no lo recuerde, que no se mueva.
En toda anestesia existe un riesgo inherente a la misma al igual que también existe en medicina humana, y si dijésemos lo contrario estaríamos faltando a la verdad. Ese riesgo anestésico depende de diversos factores. Hay factores que dependen del animal, factores que dependen del propietario y factores que dependen del anestesista.
Los factores que dependen del propietario son solo unos pocos. Es necesario no demorar la anestesia/intervención más de lo imprescindible, mantener al animal en su peso idóneo y traerlo en ayunas según lo indique su médico veterinario el día de la intervención.
Los factores de riesgo que dependen del animal son su edad, su peso (aunque esto es más responsabilidad del propietario como hemos dicho antes), sus patologías diagnosticadas y aquellas ocultas. Para minimizar precisamente estas últimas es siempre muy aconsejable realizar un estudio pre-anestésico del animal donde además de una buena exploración y una buena auscultación se le realice al menos un análisis de sangre completo y en ciertas ocasiones una radiografía de tórax (para valorar el corazón y los pulmones). En aquellos animales que por el motivo que sea, sean de especial riesgo, puede que sean necesarias pruebas añadidas como un electrocardiograma, una ecografía, etc. para de este modo tener la máxima información posible acerca de la salud del animal y poder actuar de la mejor manera desde el punto de vista de la anestesia.
Los factores de riesgo en los que interviene el veterinario son también diversos y muy importantes. De su formación como anestesista, sus conocimientos, el protocolo anestésico (las drogas y dosis que use y como se administren) que diseñe para un determinado paciente y una determinada intervención, El equipamiento de monitorización y sobre todo de la experiencia que tenga dependerá que el riesgo anestésico del animal sea mayor o menor al menos en lo que a él respecta.
Y dicho todo esto acerca del riesgo anestésico, ¿Cómo de grande es el mismo? En general diversos estudios estiman la mortalidad anestésica veterinaria en cifras que rondarían un 1%. Es por tanto el riesgo es bastante pequeño al menos en un animal sano para una intervención de rutina y haciendo las cosas bien desde el punto de vista anestésico. Si el animal es un animal de edad avanzada y/o con una patología instaurada el riesgo es lógicamente mayor pero en la inmensa mayoría de los casos, menor que el riesgo de no realizar el procedimiento en sí (no operar un tumor de mama, no hacer una limpieza dental cuando existe enfermedad periodontal, etc.), es cuestión de sopesar cada uno de los riesgos y en la mayoría de los casos la respuesta es muy sencilla. Este riesgo debe de conocerlo el propietario y como es lógico asumirlo firmando lo que se conoce como “consentimiento anestésico”.
¿Y como se lleva a cabo una anestesia en nuestra mascota?
Con el animal en ayunas y después de que se le haya hecho la correspondiente exploración pre-anestésica y las pruebas necesarias se diseña un protocolo anestésico personalizado para el animal en cuestión y para la intervención a la que va a ser sometido ya que no todos los animales son iguales (tranquilos-nerviosos, jóvenes-mayores, delgados-obesos, sanos con alguna patología, grandes-pequeños, etc.) ni todas las intervenciones son tampoco iguales (más largas o más cortas, más dolorosas o menos, mayor sangrado o menor, etc.). El resultante es una combinación de varios fármacos (con sus correspondientes dosis, formas y vías de administración) de manera que obtengamos siempre las propiedades beneficiosas de cada uno de ellos a la menor dosis posible para de este modo minimizar los efectos adversos que todos los fármacos poseen en mayor o menor medida, en especial cuando se usan dosis elevadas de ellos. Dicho protocolo anestésico en ocasiones puede llevar a su vez combinadas diversas técnicas de anestesia local (epidural, bloqueos nerviosos, etc.) cada vez más frecuentes en medicina veterinaria.
Una vez diseñado el protocolo anestésico se seda al animal tranquilizándolo y reduciendo de este modo su estrés y posteriormente se procede a la denominada inducción anestésica que nos permite intubar al animal. Con el animal intubado podremos administrarle oxigeno casi al 100% junto al gas anestésico que nos permitirá mantener al animal anestesiado y controlar de forma rápida y segura la profundidad de la anestesia. A la misma vez podremos si hace falta controlar su respiración bien de forma manual o bien mediante un respirador mecánico.
Durante toda la anestesia las constantes vitales del animal son monitorizadas minuciosamente con un equipamiento específico para comprobar que se mantienen dentro de sus respectivos márgenes de seguridad. De este modo la anestesia es mucho más segura al poder detectar cualquier complicación por pequeña que sea lo antes posible y poder tratar de darle una solución antes de que se complique y sea demasiado tarde. La frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria, el oxigeno en la sangre, el CO2 que el animal espira en cada respiración, la temperatura, la presión sanguínea y el electrocardiograma son la mayoría de los parámetros que solemos monitorizar durante las anestesias de cualquier animal en cualquier intervención quirúrgica.
Tras la intervención quirúrgica el animal se despierta de la anestesia de forma progresiva en un corto espacio de tiempo (unos minutos). Una vez recuperado el reflejo deglutor se le extuba (se le extrae de la tráquea el tubo endotraqueal) y se mantiene hospitalizado en observación durante las siguiente horas comprobando que no exista ninguna complicación durante este periodo post anestésico y que el animal vaya poco a poco volviendo a la normalidad. Una vez recuperado, el animal marchará a casa con su propietario, normalmente el mismo día de la intervención si es que son de carácter ambulatoria.
RIESGOS Y EFECTOS SECUNDARIOS POCOS FRECUENTES DE ANESTESIA GENERAL Y SEDACIÓN
Los efectos secundarios graves son poco comunes en pacientes que por lo demás están sanos. Pero dado que la anestesia general afecta a todo el cuerpo, es más probable que provoque efectos secundarios que la anestesia local o regional.
Después de la cirugía con anestesia general, un efecto secundario común es tener náuseas y vómito. La mayor parte del tiempo, esto se puede tratar y dura poco tiempo.
Los riesgos poco frecuentes pero graves de la anestesia general incluyen:
- Ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca o ataque cerebral.
- Aumento o disminución de la presión arterial.
- Neumonía u otros problemas respiratorios.
- Reacciones a los medicamentos utilizados en la anestesia.
- Daño muscular y un aumento rápido de la temperatura corporal.
- Muerte.
El riesgo depende tanto del estado de salud del paciente como del proceso médico y/o quirúrgico por el que se produce el acto anestésico. Este riesgo se clasifica en una escala del ASA I (leve) al ASA V (riego muy elevado).
Porcentaje de Mortalidad Perioperatoria
Algunos animales especialmente nerviosos o agresivos presentan un riesgo mayor ante la anestesia. La conformación de ciertas razas puede aumentar el riesgo anestésico. Durante la anestesia general y/o sedación, las complicaciones imprevisibles pueden poner en riesgo la vida del paciente, por ejemplo: paro cardíaco o una alergia grave a cualquier fármaco o excipiente pueden surgir excepcionalmente sin que exista negligencia por parte de los clínicos. La existencia de estos riesgos debe ser entendida y aceptada por usted cuando se realice cualquier intervención bajo Anestesia general y sedación, ya que son los mismo para todos ya sea un perro, gato, conejo o incluso un humano.
Fuente:
- Guía de Protocolos Médicos SUBDERE Programa de Tenencia Responsable de Animales de Compañía 2018
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